prácticos cuentos inmorales: Cuento 5: donde se narra la historia de Juan, el que vivía en un lavarropas

miércoles, 21 de julio de 2010

Cuento 5: donde se narra la historia de Juan, el que vivía en un lavarropas

2 comentarios:

Anónimo dijo...: cuando viene el próximo?; domingo, abril 24, 2011
Anónimo dijo...: cuando viene el próximo?; domingo, abril 24, 2011

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Advertencia (nota secreta para padres desesperados)

Estos 365 cuentos mas un prologo permiten cubrir la necesidad de relatos para niños y ancianos a la hora de dormir durante todo un año bisiesto.

Los padres que se inician en esta tradicional práctica comprenden rápidamente que, a pesar de sus buenas intenciones, la necesidad diaria de un nuevo relato les ha impuesto una biblioteca enorme y deforme, donde se amontonan libros de distinto tamaño y grosor, la mayoría útil por un solo día, junto a antologías que en el mejor de los casos le duraran diez noches.

Son cuentos prácticos para aquellos padres desesperados que se encuentran, noche tras noche, con la insaciable voracidad de los niños por nuevas historias. Este humilde material intenta cubrir el déficit de durabilidad temporal existente en la literatura infantil.

Son cuentos inmorales por el solo hecho de que carecen de moraleja. Aunque alguna que otra historia podría confundir esta premisa y generar alguna conclusión, esta será siempre errónea y no debe ser incentivada bajo ningún aspecto.

Son cuentos prácticos e inmorales a la vez, dado que la versión impresa carece de ilustraciones para evitar que los niños o ancianos, una vez arropados en sus camas, se incorporen repentinamente destapándose e interrumpiendo la lectura al reclamar ver un dibujito a cada vuelta de pagina. Con solo comunicarles la primera vez que “no hay dibujitos”, los hijos o los padres del lector quedaran oyendo el relato en la misma posición en que fueron acostados, hasta quedar dormidos (objetivo último y fundamental de este humilde material). Al respecto, existe una versión impresa con las 366 ilustraciones y sin textos, bastante costosa y únicamente útil de día, destinada a entregar a niños o ancianos en el momento en que un padre desesperado necesite concurrir al baño por unos minutos.

Son cuentos con yapa, ya que un sentido práctico colateral de este material es que también puede ser utilizado por adultos con insomnio, a un costo mucho menor que cualquier otra medicación y sin consecuencias colaterales, si la lectura se realiza acostado en una cama y no sentado en un inodoro o manejando un vehículo. No obstante, ante cualquier duda se recomienda consultar con su médico de confianza.

Para la lectura en voz alta de estas historias, cada padre desesperado debe plantearse un estilo o estrategia a seguir: la mas peligrosa es involucrarse narrativamente, la mas útil es leer con voz monocorde y realizando cada tanto un largo silencio para comprobar si el auditorio ya esta dormido. Sea cual sea su estrategia de lectura, no permita la intervención de los oyentes bajo ningún aspecto y reprima cualquier reflexión sobre las historias.

Son cuentos dedicados a sus primeras victimas: para Ernesto, que al padecerlos mas recientemente se liberó de la improvisación sobre la marcha; para Barbara, que gracias a que era la primera en dormirse permita reiniciar la historia en el punto que ella había dejado; para Laura, que se resistía exigiendo cuentos de verdad con voluntad y convicción; para Franco, que estoicamente aguantó relato tras relato hasta el final; y para Sofía, que gracias a señalar las contradicciones en cada cuento permitió cuentos posteriores que las justificaran.